DANZA Y SEXUALIDAD
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DANZA Y SEXUALIDAD

 

«La manifestación de la sexualidad de las mujeres a través de la danza ha existido a lo largo de los tiempos. Existe una estrecha relación entre la sexualidad, el erotismo y la danza».

 

 

 

  La salud y la sexualidad en las mujeres está ligada íntimamente y la danza puede ayudar a vivir y disfrutar de una sexualidad más plena y satisfactoria, favoreciendo el desarrollo del potencial energético interno y activando el placer abundante que habita en todas las mujeres. Para ello creemos que es importante considerar el lugar que ha tenido el cuerpo de las mujeres en la historia del mundo occidental y la construcción sociocultural de género.

 

  Tomamos en cuenta la importancia del cuerpo de las mujeres como punto de partida, su autoconocimiento, atención y cuidado. Por este motivo planteamos una forma de reconocer nuestra sexualidad, conectar con el placer, legitimar nuestro poder personal y grupal como mujeres; desde la Expresión Corporal y la Danza, dando espacio a nuestros cuerpos femeninos silenciados, sometidos, incluso olvidados por el sistema heteropatriarcal.  A lo largo de la historia, el placer y el deseo de las mujeres han estado reprimidos, considerados tabú y como algo que no les correspondía, a lo que no tenían acceso ni derecho, por eso, es necesario mirar hacia dentro, reflexionar la forma en que vivimos, exploramos nuestra sexualidad.   

 

   La Danza puede ser una herramienta muy válida para el proceso de transformación sexual de la mujer; conectar con las emociones, sensaciones, percepciones, con los deseos, necesidades propias y con nuestro potencial creativo interno. Ser más conscientes corporalmente, nos facilita asumir la responsabilidad del placer propio y aumentar la satisfacción sexual.

 

Sexualidad, erotismo y sensualidad

 

    A pesar de que es común que los términos “sexualidad” y “erotismo” se usen como sinónimos, no lo son. Al hablar de “sexualidad”, más allá de hacer referencia a características anatómicas y fisiológicas del sexo, se alude a lo que concierne al placer sexual y suele consumarse en un acto físico. Por otro lado, el “erotismo” es una expresión de sexualidad en la que hay mayor consciencia, elección y decisión. Es un acto reflexivo y cuidado y hay mayor espacio para la expresión individual. “El erotismo es sexualidad transformada, ceremonia, metáfora”. Octavio Paz (2003). 

 

   La sensualidad se relaciona con el placer procedente de los sentidos y se diferencia de la sexualidad porque no tiene como objetivo la actividad sexual. La danza es una experiencia intensamente sensual, está ligada a la sexualidad, la sensualidad y al erotismo y todas ellas tienen al cuerpo como principal instrumento muy capaz para vivenciarlas y expresarlas.

 

Mujeres y sexualidad

 

  La sexualidad establece la forma de contacto más estrecha e intensa con una misma y con la otra persona al mismo tiempo. En el sexo convergen diversas relaciones: la que  mantiene la persona consigo misma y con su cuerpo, dependiendo de la educación recibida, de la aceptación social del deseo sexual, desnaturalizado, perseguido,  especialmente en la mujer, y la relación con la otra persona.  Las mujeres aún no estamos convencidas de que nosotras, como mujeres, somos seres sexuales con gran capacidad para el placer.

 

     La identidad femenina tradicional está basada en ser para los otros, ser en función y para el cuidado de las demás personas. El sentido de la vida de las mujeres y límites personales están en las otras personas y en los otros.

 

     En nuestro constructo del género femenino es un hecho que la sexualidad de la mujer solo tiene un papel en función de la presencia de un hombre. Ella no tiene un impulso sexual independiente del varón, es como si su deseo sexual siempre dependiera de un estímulo exterior y no pudiera surgir de su interior. Por el contrario la sexualidad de los varones está construida para su propio disfrute. No se habla de la masturbación femenina, al menos no como la masculina. Se actúa como que no sucediera y no pudiera darse en cualquier momento de la vida de la mujer: niñez, adolescencia, cuando la mujer tiene pareja o no, en la menopausia y en la vejez.  Debido a esta socialización, cuando somos niñas podemos experimentar la aparición de nuestro deseo sexual como algo malo, perverso y totalmente fuera de lugar, reprimiéndolo. Estas sensaciones impregnan nuestro subconsciente de mujer durante toda la vida, sino acontece una transformación del mismo.     

 

    Sexualidad y Danza en la mujer

 

    Desde el inicio de la humanidad el  ser humano ha tenido la necesidad de comunicarse a través del cuerpo, con movimientos que expresaban sentimientos, emociones y estados de ánimo. Estos primeros movimientos que contenían ritmos sirvieron igualmente para celebrar acontecimientos importantes: nacimientos, defunciones, bodas..  Esencialmente, la danza tenía un componente ritual, celebrada en ceremonias de fecundidad, caza o guerra o de índole religioso, donde la propia respiración y los latidos del corazón se aprovecharon para iniciar el compás a la danza que ha sido un acto de socialización en todas las culturas y se ha trasmitido a través de variadas formas y vías de expresión.  

 

   En la prehistoria se adoraba el poder de dar vida y la danza de esos rituales de la fertilidad estaba directamente relacionada con la Tierra, a las mujeres, que eran las que creaban nuevas vidas, se las atribuía poderes mágicos. En diferentes lugares del planeta se han encontrado indicios de que las mujeres tenían danzas rituales en honor a estos poderes mágicos, eran ceremonias relacionadas con la fertilidad y donde se relacionaba a la mujer con la Naturaleza y donde los hombres estaban excluidos. Estos rituales aún siguen vigentes en diferentes culturas.

 

   En la antigua Grecia y Roma se realizaban diferentes danzas de la fertilidad basadas en giros de caderas y vientre y rotaciones con forma de infinitos en la pelvis. Algunas de ellas se celebraban en honor a las Diosas, muchas de estas divinidades provenían del este, en particular de Siria y Turquía. En Chipre, lugar de nacimiento de Afrodita, la diosa Griega del amor y la fertilidad, las mujeres realizaban danzas rituales eróticas acompañadas de cantos y percusión mediante las cuales llegaban al trance así podían entrar en contacto con la Diosa para recibir la transmisión de Su poder.

 

   Es por tanto que la Danza y la Sexualidad han estado vinculadas desde el inicio de la  historia de la humanidad, como explica Judith Lynn Hanna (2010): “La danza y el sexo usan el mismo instrumento; el cuerpo humano, y ambos envuelven al lenguaje que nos orienta hacia el placer. Así, la danza y el sexo pueden concebirse como inseparables aún cuando la expresión sexual no es intencionada”.

 

PROPUESTA DE TRANSFORMACIÓN
 

   Para atravesar la puerta hacia un cuerpo placentero, es básico iniciar un camino de autoconocimiento, de escucha a nuestras necesidades, deseos, desarrollando la auto-observación, descubriendo qué aspectos aún están pendientes de actualizar e impiden vivirnos en plenitud, en un cuerpo distendido y gozoso.  Para transitar este proceso es básico tener en cuenta las relaciones de género. A través del condicionamiento social, mujeres y hombres integramos formas de sentir y de relacionarnos impuestos tradicionalmente. Las experiencias amorosas y/o sexuales pueden suponer un desarrollo, aprendizaje e intercambio placentero entre las personas, pero también algunas de las creencias, y prácticas más extendidas y aprobadas sobre el amor y la sexualidad encierran signos de dominio y sometimiento que generan subordinaciones, privilegios y violencias, produciendo sufrimiento y dolor. Nuestro cuerpo físico y emocional puede acumular en su “fondo de saco” estas vivencias. Desde esta propuesta de transformación a través de la danza podemos crear un espacio seguro y cuidado donde poder expresar sensaciones, emociones, percepciones, conectando con nuestra propia creatividad individual y grupal…este proceso nos sienta bien, nos empodera, nos transforma, y transforma también los espacios donde habitamos.

 

   

   Esta es una propuesta de transformación y empoderamiento a través del Cuerpo, de la Sexualidad, Expresión Corporal y Artística: La danza está íntimamente ligada a la sexualidad, la sensualidad y al erotismo, el acto de bailar genera placer. La danza estimula los sentidos de manera intensa y es capaz de producir grandes emociones. Es una fuerza vital y creadora y una fuente de empoderamiento.

 

Medología

 

   A través de la conexión con nuestro cuerpo, instinto, sexualidad, la naturaleza y lo genuino que existen en cada una de nosotras. Ejercitando la  escucha y respeto del movimiento propio, nuestros ritmos, abriendonos a la consciencia corporal, atendiendo a la respiración, praticando estiramientos, relajación, meditación y masajes podemos otorgar al cuerpo lo que necesita, predisponiéndolo para un trabajo sutil y efectivo de desbloqueo energético

 

   Nuestra sociedad “nos empuja” a la desconexión, del cuerpo, el instinto y la emoción. Dar espacio y recuperar el cuerpo, instinto y sexo, contemplándolos como una fuente de energía y no como tabúes.  A través del autoconocimiento, el cuidado, dedicación de tiempo y espacio para explorar nuestro deseo, erotismo, sensualidad, sexualidad…favoreciendo la creatividad, la escucha, inspirándose en los movimientos propios corporales basados en el disfrute de una misma como una forma de conectar con la alegría de vivir.

 

  Todas las mujeres tenemos la capacidad de acceder a la fuerza vital, la energía extática de nuestro Ser. Es intrínseco en el ser humano. Es importante darnos cuenta que podemos aprender a experimentar, a explorar nuestra energía sexual y orientarla para nuestro propio placer y bienestar y en beneficio de todos los Seres sintientes.

 

 Fuentes: